“Un diseñador puede meditar sobre diseños
complicados durante meses. Entonces de repente la
solución sencilla, elegante, bonita, se le ocurre. Cuando
esto pasa, te hace sentir como si dios te estuviese
hablando, y ¡quizá lo haga!”.— Leo Frankowski
“Un diseñador puede meditar sobre diseños
complicados durante meses. Entonces de repente la
solución sencilla, elegante, bonita, se le ocurre. Cuando
esto pasa, te hace sentir como si dios te estuviese
hablando, y ¡quizá lo haga!”.— Leo Frankowski
Desde que en la facultad tropecé con el diseño gráfico me he sentido
terriblemente fascinada por esta disciplina, de pronto en el mundo todo se
trataba de tipografías, alineaciones, retícula, colores, packaging, letterings,
carteles, etc. Todo perdió esa sencilla inocencia del que no sabe y se
convirtió en algo más.
Ahora debo tener cuidado cuando camino por la calle por los carteles de
una vieja peluquería, o impresionada por los carteles colgados en la fachada
de algún museo. Salir a hacer la compra se ha convertido en la lucha de
la razón contra la frase “Mira que packaging de casa tarradellas tan bonito“
seguido de una mirada de reproche de mi acompañante por hacer perder su
tiempo en estanterías infinitas de un supermercado.
a esa obsesión. Aprovechar todas esas horas navegando por internet,
visitando páginas como pinterest, o behance, leyendo libros sobre diseño,
para poder repasar y ordenar mis ideas en este mundo, para poder enfocar
todo los visto, leído y vivido en mis trabajos.
Zambullirme en ese mundo e intentar hacerlo mío era solo el paso lógico
Me gusta implicarme en los proyectos con la ilusión del primero, que haga
que el cliente sienta que su proyecto es mi maxima prioridad, hacer algo con
el cariño y dedicación, por que cada proyecto es importante para mí.
Desde que en la facultad tropecé con el diseño gráfico me he sentido terriblemente fascinada por esta disciplina, de pronto en el mundo todo se trataba de tipografías, alineaciones, retícula, colores, packaging, letterings, carteles, etc. Todo perdió esa sencilla inocencia del que no sabe y se convirtió en algo más.
Ahora debo tener cuidado cuando camino por la calle por los carteles de una vieja peluquería, o impresionada por los carteles colgados en la fachada de algún museo. Salir a hacer la compra se ha convertido en la lucha de
la razón contra la frase “Mira que packaging de casa tarradellas tan bonito“ seguido de una mirada de reproche de mi acompañante por hacer perder su tiempo en estanterías infinitas de un supermercado.
a esa obsesión. Aprovechar todas esas horas navegando por internet, visitando páginas como pinterest, o behance, leyendo libros sobre diseño, para poder repasar y ordenar mis ideas en este mundo, para poder enfocar todo los visto, leído y vivido en mis trabajos.
Zambullirme en ese mundo e intentar hacerlo mío era solo el paso lógico
Me gusta implicarme en los proyectos con la ilusión del primero, que haga que el cliente sienta que su proyecto es mi maxima prioridad, hacer algo con el cariño y dedicación, por que cada proyecto es importante para mí.
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